Foto y Texto Por Bruno Cortés
El debate político sobre Michoacán subió de tono en San Lázaro. El diputado Rubén Moreira, uno de los líderes más activos del PRI en la Cámara de Diputados, aseguró que el gobernador Ramiro Guerrero ya no está capacitado para conducir el estado y pidió que se haga a un lado. En palabras simples, el priista considera que Guerrero ha perdido el control político y social, y que su permanencia solo agrava la crisis en la entidad.
Moreira explicó que la figura de “desaparición de poderes” —que recientemente propuso la coordinadora del MSE— significa algo más profundo de lo que muchos creen: no solo implicaría la salida del gobernador, sino también la del Congreso local y el Poder Judicial estatal. Es decir, se trata de una medida extrema que el Senado puede decretar cuando un estado vive una situación tan complicada que las instituciones locales dejan de funcionar. “Ahí somos oposición los que estamos dando la cara”, subrayó el legislador.
En otras palabras, el diputado plantea dos caminos: o el gobernador asume su responsabilidad y renuncia, o bien se somete a un proceso de revocación de mandato. En cualquiera de los casos, el objetivo es que Michoacán recupere estabilidad política y confianza ciudadana.
Cuando se le preguntó sobre el Plan Michoacán, Moreira fue tajante: “Ni una reasignación”. Aseguró que en el presupuesto aprobado la semana pasada no hay recursos nuevos ni partidas especiales para ese plan. Lo que se anunció, dijo, no aparece en los documentos oficiales que fueron votados por los diputados.
Esto significa que el famoso Plan Michoacán, del que tanto se habló en medios y discursos, no tiene respaldo presupuestal. En palabras sencillas: no hay dinero etiquetado para las obras, programas o apoyos que se prometieron.
El legislador aclaró que quizá el gobierno federal haga después algunas “reasignaciones” o “reorientaciones” del gasto, pero insistió en que, por ahora, el presupuesto 2025 no incluye ni un peso para esas promesas.
Con este tipo de declaraciones, Rubén Moreira busca dejar claro que detrás de muchos anuncios políticos hay más discurso que acción. Y mientras en Michoacán la inseguridad y los conflictos locales siguen presentes, el Congreso observa cómo los proyectos federales se convierten en palabras sin respaldo en el papel.
En resumen, el diputado lanza dos mensajes contundentes: uno político, pidiendo la salida del gobernador, y otro económico, señalando que el Plan Michoacán es una promesa sin presupuesto. Dos temas que, combinados, dibujan el retrato de una entidad que sigue esperando soluciones reales desde el centro del poder.














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