La presidenta Claudia Sheinbaum presumió con orgullo que la pobreza en México está en su punto más bajo en décadas. Según la medición de Pobreza Multidimensional del INEGI (2024), entre 2018 y 2024, 13.4 millones de personas dejaron de estar en esa condición, lo que nos lleva a 38.5 millones de personas afectadas actualmente, frente a los 51.9 millones que había en 2018, o sea, quedó en 29.6 % de la población.
Además, solo entre 2022 y 2024 salieron de la pobreza 8.3 millones de mexicanos, una baja de 17.7 puntos porcentuales en ese corto lapso.
La buena noticia no llega sola: la pobreza por ingresos también se desplomó de 49.9 % (2018) a 35.4 % (2024), una caída de casi 1 de cada 3 personas.
Pese a estos avances, persisten rezagos importantes: hablantes de lenguas indígenas y niñas y niños menores de cinco años siguen siendo los más afectados; además, carencias como acceso a seguridad social (48 %) y salud (34 %) siguen siendo retos gigantes.
¿Qué explica este avance?
Sheinbaum atribuyó estas mejoras a varias acciones clave:
- Duplicación del salario mínimo, que pasó a cubrir aproximadamente 8 canastas básicas, y anunció que seguirá subiendo hasta cubrir 2.5 canastas.
- Programas sociales que benefician a cerca de 30 millones de familias.
- Inversión pública en trenes, puertos y refinerías.
- Inversión privada que impulsó récords en creación de empleo, junto con la eliminación del outsourcing.
Contexto adicional y retos
Un reporte del Banco Mundial advierte que aunque la reducción es real, el ritmo aún podría ser más rápido y recomienda fortalecer políticas sociales, infraestructura, formalización del empleo y acceso a salud en zonas rurales.
Y aunque los logros son notables, la desigualdad sigue viva: las personas que nacen en pobreza a menudo no logran superarla. Un estudio reciente señala que 50 % de quienes nacen en esa situación permanecen en ella; aún más en el sur del país, donde alcanza hasta 64 %.
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